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Constelación familiar individual

Incluir lo que necesita ser visto para sanar

Hay muchas maneras de explicar lo que una constelación es. Es una herramienta terapéutica muy poderosa que abarca muchas aristas de la subjetividad individual y sistémica. A mi me gusta explicarlo con una metáfora: 

Al igual que las configuraciones de estrellas en el cielo, donde cada estrella ocupa un lugar especial en su constelación y desde ese lugar da sentido a la constelación toda (y con esto quiero decir que sin ella la imagen no tendría sentido), de la misma manera cada unx de nosotrxs ocupa un lugar especial y específico en nuestro  sistema/constelación familiar.

Cuando estamos en el lugar que nos corresponde, haciendo nuestra parte en la configuración de esa constelación, fluye como un manantial toda la energía vital que necesitamos para vivir nuestra propia vida sin bloqueos, síntomas o grandes pesares.  

Lo que suele ocurrir es que muchas veces, lxs hijxs, por el gran amor que tenemos hacia nuestros padres, hacemos cosas por ellos; los acompañamos en su carga, los cuidamos, nos sentimos más grandes, queremos que sean felices… y sin darnos cuenta comenzamos a corrernos de nuestro lugar, y al corrernos de nuestro lugar, la vida empieza a sentirse un poco pesada.

Usualmente hacemos una constelación para salir del círculo estrecho desde el cual vemos la realidad. Nuestra visión se encuentra reducida en su potencial cuando tenemos un conflicto, dificultad o síntoma. 

Stephan Hausner, un reconocido constelador familiar que trabaja hace muchos años en el campo de la enfermedad, dice que la solución a nuestros problemas está fuera del círculo estrecho dentro del cual vivimos y que para contactar con ella, debemos quitarnos los filtros que se han acumulado en nuestra psiquis como una respuesta al pasado. Esto significa que reaccionamos poniendo filtros en nuestra visión, ante diversas situaciones sucedidas en el pasado, no sólo personal sino de nuestra familia de origen. Muchas veces los eventos que nos ocurren son demasiado, son muy estresantes y sobreexigentes, por eso necesitamos de los filtros en orden de protegernos de esa información. Los filtros se acumulan, también se heredan y llega un momento que ya no nos sirven más; comienzan a funcionar como estructuras rígidas que nos impiden movernos con libertad. Necesitamos abrir nuestra perspectiva para poder ir más allá, hacia una solución. 

Esos filtros que tenemos en nuestra percepción forman parte de la historia que hemos construido sobre “cómo llegué hasta aquí”. Cuando es el momento correcto, correr estos filtros o ir más allá de ellos (como cuando corremos las cortinas de la casa para ver qué sucede afuera), se abre otra vez la posibilidad de comprender lo que me llevó a mantener una perspectiva limitada y como ella es parte estructural del problema o síntoma que tengo hoy. Allí quizás nace la semilla para el cambio y la responsabilidad. Ese trabajo, sin embargo, no lo hace la constelación: lo hace cada uno junto a esa conciencia que se alumbra al realizar un trabajo terapéutico de este tipo.

Cómo es una sesión

Las sesiones de constelaciones familiares son distintas a las de psicoterapia:

Por empezar no tienen continuidad en el tiempo, esto quiere decir que no son encuentros de frecuencia semanal sino sesiones únicas que pueden realizarse de 1 a  2 veces por año y tienen una duración de aproximadamente 2hs.

En el transcurso de una sesión se lleva a cabo una detallada entrevista sistémica y se representa luego, mediante personas u otras herramientas, el sistema familiar o la situación actual de un consultante que tiene una pregunta en relación con un síntoma o dificultad. La situación y/o el sistema familiar es entonces representado (en el caso de la constelación individual) por el mismo consultante, de forma ciega, posicionándose en plantillas u otros elementos.

Esa representación deja emerger información que muestra una situación del pasado familiar que, por alguna razón, no pudo integrarse y permanece en el presente y se vincula con la problemática que trae alguien para constelar. El consultante transmite al constelador cómo se siente en cada uno de los lugares de la representación. Esa información emocional y física, sumada a la historia del consultante, la imagen que forma la configuración, y las señales corporales conscientes o no que aparezcan, dan por resultado una lectura que el constelador hace sobre el asunto, la pregunta, el síntoma o la dificultad del consultante con el fin de poder brindarle nueva información sobre el tema en cuestión. El consultante, al recibir esta nueva información, a menudo experimenta un alivio emocional y una comprensión diferente sobre su asunto.

*Texto redactado en base material teórico de Virginia Riccio

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